J.s Homero
Hell Love
[El poeta]

[Verso 1]
Ángel vil insensato has partido,
no sé qué me pasa contigo,
tampoco sé que me pasará sin ti.

Ya sé amar dolores, duran toda la vida y sin
fin.

Latidos inertes en fracciones de segundos,
el tiempo nos olvida bajo un manto perplejo de desdicha sin razón.

Quizás sea mejor ser tu amigo,
que ser tu enemigo.
Amores infernales en besos fractales,
cavando las cuencas de un corazón vacío.

Recuerdos en la regadera que se secan a medio sol,
cuatro puntos cardinales, reflejan la sombra de tu asbesto pelo.

Con la brisa se ondula tu canela en mi pupila,
tu sonrisa se extiende entre las ondas,
me muda y ata cual toril.

Me envicia e hipnotiza;
por el ilustrado sondeo, me quedé anonadado, sin pulso a medio morir.

Qué no diera yo por esos labios; solo un beso.
Unir dos horizontes de la rivera, juntarlos y hacerlos arena.

Caerán gotas del desierto flotante de la pérdida de razón,
mi cerebro se hallará ebrio, tomando recuerdos que pensé haberlos olvidado.

A veces quisiera ser una esponja de mar,
que sin corazón, no podría amar,
y ahí en el fondo, tan solo remar y recitar a las profundidades
mis desgracias, ahogarlas en lo más recóndito de mis memorias.
Amor infernal, corazón de carbón, solo debía amarme a mí mismo como nadie más lo sabe.

El amor, extravagante veneno;
dolor, ser innatural y enfermo.
Lloras latidos, exclamando más de su letal
e infernal juego brutal.

Hay un sequía en tus venas, te arrepientes y quieres una cura,
pero es demasiado tarde, tu cuerpo ya está infectado.

La muerte junto a otras enfermedades son
irremediables, pero el amor tiene pocas posibilidades
en un mundo grande de probabilidades.

Siento que me amas más cuando me maldices,
porque al instante la llama del corazón de carbón me
dice: kenchi maldice.

La nobleza en el amor, la fosa del rencor,nuestros polos opuestos disparejos.

Tal vez encuentre pecaminoso la búsqueda del amor.

No me queda más que ser culto, dejar mi ego,
y al verte tan solo dar un cruce de miradas.

El amor es un sombrero mágico sin corazones ni conejos;
mera ilusión tonta.