Nunca creí en el ladrón
Nunca vi a nadie trepar por mi cerca
Sin bolso negro, sin mano enguantada
Nunca creí en el ladrón
Pensé que todo lo que tomó se había ido
Nada que hacer, nada que hacer
Nunca creí en el ladrón
No, nunca creí en el ladrón

Nunca creíste en el ladrón
Pensaste: "Un ladrón debe odiarte para querer quitarte"
El ladrón no te odia
Nunca creíste en el ladrón
Pero el ladrón nunca creyó en ti
Eras dos mitades de la misma pieza, dividida en dos
No, el ladrón no te odia

No, el ladrón no te odia, tenía permiso.
Permiso de palabras, permiso de agradecimiento.
Permiso por ley, permiso de bancos.
Cenas de mantel blanco, centros de convenciones
Todo fue hecho con mucho cuidado
Haz verdadera imaginación, haz irreal lo que se puede tomar
Aparta tu mirada de la luz de la ventana
Dirige tu atención a este cuchillo afilado
Nunca creí en el ladrón
Cuando era joven aprendí a hacerle el amor al ladrón
Bailar con el otro
Para arrancar de su mano el toque de un amante
Nunca creí en el ladrón
Nadie me enseñó que nada era mío
Si nada era mío, tomar era todo lo que había
Saqueo al amanecer, saqueo al anochecer
Mantén abiertas las puertas para el deseo con lujuria
Y todo lo que vi fue el polvo, levantado