El placer hacer flâneur por donde Emilio (el indio) caminaba
Recorrer a la ciudad más contaminada, bajo el cielo encapotado de Figueroa, del Anáhuac, donde Sternberg y Eisenstein filman el séptimo arte, la ciudad de los palacios que nos fraguan por aparte, la visión de Alfonso Reyes, parafraseada de Fuentes, la ironía de que un día fuera la región más transparente
La perversión de Rita Hayworth cuando Put the Blame on Mame
Mis frases inconexas, mi cap de Stephen Sondheim. Los recuerdos más tergiversados de mi infancia idílica, escribo por y para esta ciudad raquítica
"¡Adiós, Berlín por siempre!", dijo el Isherwood de Weimar desde Bismarck hasta el Reich, transpiro en piel de zapa en un cuento de navidad, lo que hizo en Londres Dickens en París lo hizo Balzac
Se juega fútbol y bote pateado, anchos camellones palmeras a un lado, tema de novelas, cuentos y pinturas. Siempre sale sol, se inunda si llueve y nunca ha nevado, ciudad de vanguardia de hoy y mañana, calles del augurio, nota roja y crónica, habla solo el tráfico el tránsito de pasajeros, región que dio el nombre a un país entero
El club de la pelea nuestra gallera es Bellas Artes arquitectura de Boari desde el Tímpano es ecléctico hasta el arco y sus rampantes: Ciudad de México
Mucha gente mucho tráfico y poco transporte público, el mercado sobre ruedas invaluable el metro cúbico, enclave clase advenediza agazapada en vecindarios, crecimiento desbordante el monte que inventó favela al barrio
Urbe sobrepoblada que evita mezclarse con la afluencia, amorfa, acéfala, formada por barrios en decadencia, basta y placentera la sazón que nos rodea, leyendas culinarias pa´ un sibarita cualquiera, Quintonil y MeroToro Es El Pujol de Enrique Olvera, el chef Muñoz Zurita y su mole en Azul y Oro. Hey amigo Bienvenido a los placeres espantosos, frases inconexas, la ciudad que tanto gozo
Te busco por Portales, te busco por la Escandón, el gusto a barrio, un susto adusto en cada callejón, el diablo de Mixcoac, el aguacate en Coyoacan, el plan cuando de niños era plaza Luis Cabrera ver atardecer acá en san Pedro de los pinos
La ciudad suena a naranjas y camotes, a radios transistores en camiones, al perifoneo de anuncios y pregones que nos brinda identidad, al gas y los tamales con voz aguda y nasal, al rítmico claqueo de famélicas criaturas tras las riendas que están cargando basura o el fierro viejo que venda
Esta ciudad Huele a un botánico terreno, huele Buganvilias, Laureles de Indias, Ficus, Arces, Truenos, a orina bajo el puente, Jacarandas que enaltecen el camino de la gente, huele a oleadas de miseria, misera autoconstrucción pero abdicamos pues la amamos. Nuestra contaminación