Los cadáveres ayudan a distinguir una galería de las otras. Ignoro quiénes son, pero sé que llegará mi redentor. Desde entonces no me duele la soledad, porque sé que vive mi redentor Si mi oído alcanzara todos los rumores del mundo, yo percibiría sus pasos. Ojalá me lleve a un lugar con menos galerías y menos puertas. ¿Cómo será mi redentor?, me pregunto. ¿Será un toro o un hombre? ¿Será tal vez un toro con cara de hombre? ¿O será como yo?
El Sol de la mañana reverberó en la espada de bronce. Ya no quedaba ni un vestigio de sangre
-¿Lo creerás, Ginger? -dijo Gene-. El minotauro apenas se defendió