Stephanie Mabey
Doctora
Me tomó tiempo entender que no solo se habla con los labios, el sabio sabe que casi siempre un beso significa varios. Las promesas de la carne son como en mi niñez las reliquias en el estudio de mi padre, las rompí mas de una vez pero que no se entere nadie.

Éramos cómplices en la incapacidad de sentir pudor, desnudamos las emociones muchos después de hacer al amor. Pero, ¿Cómo podía invadir la intimidad de tu presente si ni la ropa le has quitado? ¿Cómo puedo penetrar tu alma sin mover a un lado las bragas de tu pasado? ¿Cómo puedo hacerte venir cuando en realidad nunca has estado? Es curioso como dejas al cuerpo libre pero tu corazón amarrado.

Quisiera, pero no puedo juzgarte, sabes bien que no poseo la habilidad de amarte. No es este el perfecto escenario? Quizás podemos sanar ambos corazones solitarios, haremos de esto nuestra guarida, yo sanare tus heridas y tu sanarás las mías, nuestro propio retiro espiritual para dos cuerpos sin alma, aunque se que ocultando la verdad nunca se consigue la calma. Pero a quien le importa? Nuestras emociones son como una bomba de mecha corta y los fuegos artificiales nunca han llamado mi atención. Gemidos camuflados de una buena conversación, de la mano de orgasmos con saber a empatía, me confiesan, yo siempre sere tuyo y tu siempre serás mía.