Cristóbal Briceño
Oh sacerdotisa
Durante mis años más tiernos fui tu monaguillo
Oh sacerdotisa
Presté mi devoto servicio en tu oscuro castillo
Oh sacerdotisa

Procurando satisfacerte
Ignoré el olor de la muerte
Creció el acólito, el vástago insólito

Y muchas cosas cambiaron pero no mi amor
Oh sacerdotisa
Te amo, te amo y me siento lleno de dolor
Oh sacerdotisa

Al venir a tu templo esta medianoche
Sabrás, me dedico un hondo reproche
Oye mi canto sobre el crepitar de tu iglesia
Oh sacerdotisa

La llama se hincha con una espontánea brisa
Oh sacerdotisa
Humeante la viga se quiebra y cae sumisa
Oh sacerdotisa

Algo en mi se desintegra
Es el remate de tu misa negra
¿Lo quisiste tú así?, ¡dime!
¿Es así como tenía que ser?
Yo no sé si sé bien, ¡dime!
¡Dime tú si sé bien! ¿dónde estás? ¡háblame!
¡Dame una señal!
Ya estoy solo
Finalmente estoy solo
Libre