J.s Homero
Lágrimas de paz por un ángel de Luz
Su agonía se sentía como el palpitar sereno de un
corazón acelerado,
El viento soplaba en sus mejillas el cansancio de
los años,
Tomar su mano era acariciar el amor envuelto en
bálsamos de dulzura,
Escuchar su voz era el apacible placer que podía
causar el silencio de la amargura.
Su cabello de una blancura pura, indicaban un
cristalino legado,
El paso ligero del tiempo mortificaba que yo siga a
su lado,
No presencie su caída, pero sabía que volaba su
alma hacia la desconocida comarca,
Un pedazo de mi vida se fue, voló para siempre, fue
desgarrada dolorosamente de mi alma por la parca,
Podrá pasar días meses o años,
Pero siempre sentiré que la extraño,
La gema de mi vida se ha escondido en la sombra
de mi alma, que ha fenecido.
Lloré los lagos por donde navegaron mis demonios
que se alejaban de mí, para rendir tributo a un
Ángel.
Podrá la muerte haberse llevado su cuerpo al
sepulcro,
Pero nunca que se llevará los recuerdos que viví
cada segundo,
El poder del dolor no tiene cura sobre la faz de los
mortales,
Es por eso que cuando morimos nos volvemos
inmortales.
Mi madre guarda tu alma,
Mi hermana tu espíritu,
Yo tus memorias.
Ahora la soledad me ha venido a visitar,
cuando madre e hija salían,
no estaban, y yo me cobijaba contigo,
Ahora cuando mi hermana y mi madre se van por
un momento, siento profundamente tu ausencia.
La soledad canta conmigo a voz baja la blasfemias
de mi dolor y siento como se cógela por un
fragmento de segundo mi voz,
Hasta que un rayo de luz me indica que estás en
un lugar mejor y que tu dolor por fin se acabó y
sueñas por siempre en las estrellas del candor.