Rezar sin que valga la pena, sin el alma de suave arboleda, sin el paraíso de verde humareda, se va el sueño florido, el cual las voces habían prometido. Liberar de las cadenas a nuestros tormentos, la dulce mano de la muerte está cayendo y nunca vimos los reflejos para ver lo que era cierto, porque al mirar los espejos se muestra la verdad de lo que no vemos
¿De eso se trataba todo esto?