Eduardo Darnauchans
Nadie
Alguien paralizó esta tarde el viento
Las piernas de los niños, el aro giratorio
La ardua circulación de carros y automóviles
El gorrión de los patios y el caracol del muro

El humo que ascendía se detuvo en el aire
Con un gesto ridículo de mostacho caído
Una canción que andaba se refugió en los ranchos
Y el hojerío dorado titubeó ante el vacío

Un hombre que venía tragándose los vientos
Se recostó en un banco y se quedó dormido
Y en todo el mundo aséptico y funcional sonaba
La tonta incontinencia de una canilla rota