Joan Manuel Serrat
La hora del timbre
He pasado el día preparando el Corazón
Para cuando suene el timbre de la puerta
Sin embargo, suena el timbre de la puerta
Sin embargo, desde las nueve y cincuenta y tres
Me golpea las costillas reclamando de inmediato tu presencia
A la hora del timbre por la mirilla se ven
Caramelos asomandose a su escote
Y una gran sonrisa rodeada de mujer
Con olor a Hierbabuena presagiando la gloria del cinemascope
Saldrán a su encuentro mis orejas y mi nariz
Y mis ojos ansiosos y el Corazón consentido
Y mi mano izquierda decidida a investigar
Los ojales y los botones de tu vestido
A la hora del timbre con caricias y café
Cicatrizan las heridas cotidianas
En el cuarto oscuro del enamorado amor
Donde una estufa ilumina justo apenas una pata de la cama
Luego, a beso limpio a salvo en el pequeño Edén
Nos gastaremos los labios en un cuerpo a cuerpo fiero
Huirán al exilio el miedo y la soledad
Y la muerte perderá por dos a cero
A la hora del timbre las campanas del reloj
Que anuncian alborozadas tu presencia
Repiten tenaces que empezo la cuenta atrás
Y que vaya preparando de a poquito el Corazón para tu ausencia