[Roberto Salazar]
I
En el silencio de la penumbra, cuando acaecen
Los sentimientos mortales que al sueño preceden
La mente prepara el estado de sopor, pues acceden
Llevados por los montes del recuerdo, que padecen
II
Paulatinamente, un hecho nebuloso solloza
Destilando el líquido impregnado y deseado
Absorbe cada partícula del perfume codiciado
De la alusión plena y efímera que goza
III
El pánico acaricia los sentidos, en cuanto
La transpiración acrecienta y carcome la memoria
Vislumbrando la melancolía sobre su compañía
Grato consuelo del refugio solitario, en llanto
IV
Consumando como peste negra, gélido aliento
Adormecido entre euforia y pesadumbre, juicio
De la razón, por fiel incertidumbre y vicio
De las costumbres, dilatando el lamento
V
Simplemente, melancolía querida
Salud por el crepúsculo matutino
Y por el ocaso profundo que presida
Nuestro encuentro repentino
Epílogo
[John]
No quiero sentir que te necesito
Eres un atrapadora, pero no soy un receptor
Estoy nervioso de lo que esto podría convertirse
Sé que mi piel brilla cuando te veo
[El demonio]
¿Es esta mierda para siempre? ¿Dónde está la evidencia?
¿Debería siquiera molestarme? Supongo que eso es confianza
Así que el triste verano se acabó
Mis problemas solo menores, inexistentes
¿No era para siempre?